¿Por que decirle que no a los niños?
Por: Nikolas Babin
Cuando uno ve lo acontecido en los últimos meses y lee sobre el tema
que se refiere a la prohibición de entrada a espectáculos taurinos a los menores
de edad, saltan muchas preguntas a la mente; y sobretodo a la mente de nosotros
los aficionados a la fiesta que nos enamoramos de esta bella expresión artística
desde niños; citando mi caso particular, y el de muchas otras personas que en el
medio hacen vida como cronistas,
fotógrafos, toreros,
subalternos, mozos de espadas y
aficionados.
Una de las
principales preguntas que surge es: Por qué prohibirle a un niño entrar a una
corrida de toros? Si es algo que le gusta.
Es perfectamente comparable con prohibirle que pueda jugar en un parque
luego de hacer sus tareas, o incluso que practique algún deporte; porque, aunque
suene radical, es cierto y que lo digan muchos de los toreros activos tanto
nacionales como extranjeros si su sueño de convertirse en toreros no nació la
primera vez que fueron llevados por sus padres a un festejo
taurino.
Nadie tiene
derecho de prohibirle a ningún ser humano, hacer lo que quiere; y menos si se
trata de un niño que aún inmerso en la inocencia propia de la edad, va a los
toros con todas las ganas de ver un espectáculo que le gusta y al cual acude
emocionado por ver algo que le apasiona desde muy pequeño.
Desde que se
empezó a prohibir de
forma arbitraria y violando loa mismísimos derechos constitucionales a los
infantes de entrar a los espectáculos taurinos, he visto una escena repetirse
muchas veces: La de niños con lágrimas en sus ojos porque no les permiten entrar
a lo que quieren ver. La de padres reclamando a las "autoridades" los derechos
de sus hijos que nada malo hacen al querer ver el arte y entrega que se ven en
la fiesta brava.
Lo que alegan
dichas autoridades es que se trata de un espectáculo lleno de violencia y que
puede afectar la salud mental de los mas pequeños, cosa que es totalmente falso
y carente de soporte científico, ya que yo y muchos otros amigos que desde niños
asistimos a festejos, ninguno ha resultado en delincuente o asesino; mucho menos
en escorias sociales o azotes de barrios; más bien, todo lo contrario: ahora son
profesionales o trabajadores; algunos ya con familia he hijos a quienes quieren
ofrecerles la oportunidad de conocer este ancestral arte que tanto les inspiró
para ser alguien en la vida.
Alegar que la
supuesta violencia que se ve en una corrida de toros puede afectar a las mentes
de los mas pequeños, resulta ser algo contradictorio; sobretodo cuando se apoyan
en deportes de contacto o batalla como son: el boxeo, kárate y otras artes
marciales; y ahora las llamadas artes marciales mixtas que hasta se transmiten
por televisión y en donde se observa violencia real; y está al alcance de los
niños
Ante esto, de seguro alegarán los
promotores de estas medidas, que para esos deportes citados anteriormente los
atletas deben prepararse tanto físicamente como mentalmente alejándose de vicios
y delincuencia; pues les digo, que en el toreo pasa exactamente lo mismo, porque
esas personas que vestidas se luces se juegan la vida en un ruedo, requieren de
una preparación física, igual o mejor que de la de cualquier atleta de élite
mundial; e inclusive, una preparación mental mucho mas fuerte y sólida porque
salen cada tarde a jugarse el pellejo pero con plena conciencia de ello. Eso sí
que requiere una fortaleza mental grande y digna de admirar.
Les invito
también a que hablen con toreros jóvenes; y también con los mas experimentados
para que ellos mismos les relaten cómo la disciplina que requiere el toreo,
alejó a muchos del mal camino; sobretodo a aquellos que nacidos en barriadas
populares de zonas de bajos recursos del país, consiguieron en la tauromaquia
una vía de escape a las malas influencias, dándole en muchos casos un camino al
éxito.
Son muchas las cosas que alegan y que se
pueden fácilmente desmentir por lo que quedarían sin argumentos validos para
seguir prohibiendo la entrada a los niños a las plazas pero lamentablemente los
artífices de estas decisiones vienen controlados por entes superiores que poco o
nada saben sobre el tema, que solo buscan la desaparición de la fiesta por el
simple hecho de que no les gusta y la atacan por el eslabón mas débil que es el
de los niños quitándole a la fiesta nuevos y viejos aficionados condenándola a
una desaparición lenta al restarle espectadores empezando por los mas
pequeños.
Solo me gustaría saber que sentirían esas
mismas personas que son autores de estas prohibiciones y también a quienes
emiten las sentencias y de igual manera a quienes por ordenes superiores se
paran en una puerta a no dejar pasar a infantes a las plazas de toros, que
sentirían si alguna vez lea dicen que no pueden entrar con sus hijos a un juego
de fútbol o béisbol alegando que un balonazo o un pelotazo pueden herir de
gravedad a un jugador y por ende eso puede afectar la salud mental de sus hijos.
De seguro lo verán como un absurdo y protestaran por el derecho de sus hijos a
ver lo que lea gusta. En ese momento
entenderán los taurinos que llevan a la
plaza a sus hijos y luchan porque sus hijos disfruten de lo que quieren
ver.
Por eso les digo que La libertad no se
prohíbe ni los derechos de los niños se pueden violentar, están en su pleno
derecho de acudir a los toros si es su voluntad y nadie les puede decir que
no.
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