Roca Rey rumbo a figura del toreo dos orejas en su confirmación de alternativa en Las Ventas de Madrid!
Roca Rey rumbo a figura
del toreo dos orejas en su confirmación de alternativa en Las Ventas de Madrid!
Tomado: Del Toro al Infinito:
Los toreros que
aceptaron la responsabilidad de anunciarse con los Cuvis, sabiendo
a ciencia cierta que al final habría sorpresas en lo que saldría de chiqueros,
fueron Sebastian Castella, Alejandro Talavante y Andrés
Roca Rey, que confirmaba la alternativa que tomó en Nimes en agosto del
pasado año.
Castella comenzó
su trasteo al primero de manera fulgurante, muy en Castella. Pases del Celeste
Imperio sin mover los pies y luego trincherilla y pase del desprecio. Punto.
Ése es el momento en que hay que empezar a torear: te pones enfrente del toro
te cruzas con él, le echas la muleta adelante y a partir de ahí mana el toreo,
lo ha hecho todo el mundo que ha querido torear; no es nada nuevo hacer un
inicio de fantasía y valor que pone a la Plaza atenta a lo que se está haciendo
y receptiva ante lo que puede venir. Lo que pasa es que como Castella optó por
no ponerse enfrente ni cruzarse ni echar la muleta adelante, lo que le salió
fue un churro.
En su primero, que se movía algo pese a su debilidad innata, sólo
planteó los principios del ventajismo, de la mala colocación y de la
antiestética. En su segundo, un salpicado de Mayalde, a base de las mismas
premisas que en el anterior aburrió literalmente a las ovejas, siendo la más
señalada la que circunstancialmente estaba haciendo de toro.
Talavante en
su primero fue víctima del Cuvi, cuyas mermadas fuerzas, las que
provienen de la sangre Tampón sin duda, apenas le dejaban andar medio gateando.
El desgraciado se llamaba Pesadillo, número 49, y consiguió con sus
trastabilleos que la faena de Talavante no cobrase vuelo, pese a las innegables
ansias de las gentes, muchas de ellas envaletonadas por la ingestión de bebidas
de alta graduación, de aplaudir a cualquier precio.
Fue en el segundo, el
jabonero sin pitones que atendía por Tramposo, número 70, donde Talavante dijo
algo, aunque le costó lo suyo. El toro, que no se cayó, marcó muy pronto, desde
el inicio de la faena, su distancia que casualmente no era la que
particularmente convenía a su matador. Por eso es que la primera mitad del
trasteo la faena no cobra vuelo, pues Talavante va intentando cortarle al
animal su tendencia para favorecer la distancia que a él le conviene. Una vez
que tiene al bicho ya cocinado comienza la faena que interesa, primeramente con
el extremeño en plan ventajista sin querer dar el paso hacia adelante trayendo
y llevando al animal sin decir mucho. Luego, cuando se da cuenta de la bondad
del Cuvi, toma la decisión heroica de quedarse colocado, de ponerse
correctamente y entonces empieza a torear. Torea con altibajos porque lo que le
sale de natural no es lo de ir hacia adelante, pero cuando se impone a eso
cobra algunos muletazos de empaque, especialmente con la izquierda, por más que
los de mejor trazo hayan salido lamentablemente enganchados. Creo que éste de
hoy es el mejor Talavante que hemos visto de tantas veces como le hemos visto.
Demostró que sabe cómo se hace y le quedó claro que el torero con verdad es
bastante más difícil de ejecutar que el que él mismo practica a diario. Si
fuese otro torero esto de hoy nos haría concebir más esperanzas, pero el carácter
camaleónico de Talavante no es la mejor garantía de que haya decidido tirarse
por el registro del toreo de verdad, sólo que hoy le dio por hacer lo que hizo.
Ojalá no sea así.
Y Roca.
Roca enloqueció a las masas a base de un espectáculo que está entre lo que
podían hacer Blas Romero “El Platanito” o Miguel Mateo
“Miguelín”, cada uno en su estilo, con la parte seria del espectáculo de
los enanitos toreros y las evoluciones del grupo ibicenco Loco Mía.
Cuando esperábamos seguir relamiendo la miel en los labios que nos dejó el
limeño hace ahora algo más de un año con otro cucharón de lo mismo, el perulero
se nos ha liado la manta a la cabeza en un torbellino de capotazos y muletazos
dados por detrás, que casi ha dado más por detrás que por delante, y en una
vorágine de contorsiones y feísmo que han enardecido a los tendidos ávidos de
emociones.
No podemos decir que el espectáculo de danza contemporánea, más
propio de Pina Bausch en el Real o de circo sin bichos tipo
Cirque du Soleil que de Plaza de Toros, guardase algo de relación con lo que
nos mueve a ir a los toros. Conceptualmente el show de Roca Rey no
anda muy lejos de lo de López Simón, aunqueLópez guarde
más las formas que lo que las ha guardado hoy el peruano. Indescriptible la
performance de Roca. Para el buen entendedor ahí va un detalle: comienza con
Celeste Imperio y a la salida de uno de ellos el toro se queda muy cruzado, el
torero tiene dos opciones, aguantarle ahí como un tío y rematar lo iniciado o
quitárselo por detrás sin riesgo, Roca opta por la segunda y las gentes se
vuelven locas. Le dieron dos orejas de las cuales una se la debe a la
tradicional lentitud caracolesca de las mulillas, pero puede decirse que la
mejor faena se la hizo Roca Rey a la Plaza.
RESULSTADO
ARTISTICO:
Plaza
de toros de Las Ventas de Madrid
8ª de la Feria de San Isidro.
Cartel
de No Hay Billetes.
Toros
de Núñez del Cuvillo y Conde de Mayalde (4º y
6º).
Sebastián Castella,
silencio tras aviso en ambos;
Alejandro Talavante,
silencio y oreja;
Roca Rey,
que confirma alternativa, ovación tras aviso y dos orejas.
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