A la
espera del cambio...
De Olivenza a Zaragoza -con
el preludio emotivo de Vistalegre- pasó la temporada 16 de la nueva
era. El cambio de siglo trajo consigo permutas tanto estructurales como de
modas en la sociedad que conforme avanza ya la segunda década del segundo
milenio lo confirma. Un nuevo rumbo que se convierte en tendencia tan volátil,
tan rápido como se esfuma un tweet de tu TL. La tauromaquia se daba abrazos de
oso cuando a finales del siglo pasado vivía muy por encima de sus
posibilidades. Ya con la cruda realidad delante, la neopolítica se ha encargado
en este 2016 de perpetrar todo lo que se propuso pero no consiguió el pasado
año por falta de tiempo tras las elecciones municipales.
Con un caldo de cultivo propicio
para que los cambios también llegaran al mundo del toro, la temporada arrancó
con un emotivo mano a mano en Vistalegre entre dos 'debutantes', David
Mora y Fortes que volvían a doctorarse después de superar el trance
más amargo de sus vidas. Ajalvir y Valdemorillo ya habían
matado el gusanillo del aficionado, mientras que los tentaderos públicos
confirmaban un nuevo devenir de los antiguos festivales -qué recuerdos...-
donde se daban cita toreros de distintas épocas. Ahí quedó el ejemplo de Talavera
de la Reina, una pueblo histórico para el toreo que se tuvo que exiliar a
una portatil durante la feria de septiembre pero que en enero llenó los
tendidos como hacía años que no se veía. Claro que el cartel con Paco
Ojeda, Juan Mora, Víctor Mendes y Joselito era de peregrinación.
Olivenza mantuvo el caché. El
rabo que cortó Roca Rey junto con la extraordinaria dimensión
de un aún novillero Ginés Marín sentaron las bases que se
confirmaron en Castellón y Valencia. En la ciudad de La Plana se
enfrentaron los 'emergentes' López Simón y Roca Rey para
después en Fallas batirse en duelo con las figuras Juli y Talavante.
El año estaba marcado por esta tendencia: figuras y jóvenes en los carteles.
Mientras que el peruano arrolló en su duelo con un inspirado 'Tala', El
Juli marcó su territorio frente al torero de Barajas. También
empezaron a sonar con fuerza nombres como José Garrido, Juan del Álamo,
Roca Rey o Cayetano, mientras que la gran manifestación del 13M dejó a Rafaelillo
y a Paco Ureña en un lugar privilegiado.
Madrid y Sevilla abrieron
sus temporadas en la Pascua, tiempo simbólico también en lo taurino. Mientras
que en la capital Curro Díaz volvía a descerrojar la Puerta
Grande, en la Maestranza por Resurrección Morante cuajaba
un faenón rematada con tres avisos. Precisamente Sevilla será la baluarte, por
fin, donde el genio de La Puebla firmaría una de sus obras
cumbres en su último cartucho. Por fin, Morante y Sevilla se fundieron en un
mismo ser. Mientras, la única Puerta del Príncipe fue para Padilla y
a un paso la dejaron Manzanares y López Simón. Resonaron más
nombres en ese cante de 'veteranos y noveles': El Juli, Ponce, Pepe
Moral, Javier Jiménez, El Cid, Joselito Adame, Garrido... Y la
grandiosa tarde de los 'victorinos' con el indulto de Cobradiezmos por
parte de Manuel Escribano y la faena de confirmación de Ureña.
Y en Santa Justa, el
primer AVE que partió a Madrid dejó las Puertas Grandes de Roca Rey,
David Mora, Manzanares, López Simón y los rejoneadores Andy,
Galán y Leonardo en dos ocasiones en San Isidro. Un mes
completo de toros que dejaron en la palestra, además, toreros como Talavante,
Ponce, Juli, Castella, Rafaelillo o Paco Ureña que estuvo a punto de
dar un golpe... pero la espada se llevó un buen puñado de orejas. La cúlmen
llegó el día de Beneficencia donde Manzanares se
encontró con Dalia, de Victoriano del Río, para presenciar uno de
los momentos más emotivos y emocionantes de los últimos años.
La vorágine de Las Ventas en
mayo tejió entre sus telas momentos importantes como el mano a mano en Aranjuez entre Morante
y El Juli o la vuelta de José Tomás en Jerez en
el primer capítulo de su fugaz temporada donde López Simón indultó
a 'Tonteras', de Zalduendo. La temporada del de Galapagar
trascurrió desde la capital del fino hasta Alicante, Huelva, San
Sebastián y el doble compromiso en Valladolid con un
balance de 15 orejas a la espera de saber si en 2017 afrontará ese paso
adelante que muchos reclaman.
Así, después de las Ferias
de San Juan llegó el verano que estuvo copado por la cornada mortal a Víctor
Barrio en Teruel que puso de luto al toreo. Un verano gris, enmascarado
por una tragedia que persiguió cada plaza, cada torero que se vistió de luces y
cada aficionado que pasó por taquilla. La dureza del toreo también se vio
reflejada en la gravísima cornada que sufrió Manuel Escribano en Alicante y
que aún le mantiene en el dique seco o el sangriento verano en Las
Ventas con casi una decena de percances a novilleros que buscaron su
penultima oportunidad donde el novillo es más serio y la exigencia, más alta.
Mientras en Vitoria se daba el
cerrojazo a la plaza, consumando la enésima traición al toreo, agosto fluía
entre El Puerto, la Huelva de JT, o una esperanzada Pontevedra que
sigue queriendo ser el baluarte de Galicia. A pesar de la buena
salud de Gijón, la siempre animosa Huesca o el
maratón del 15 de agosto y sus correlativos, el verano marcó el cierre de
infinidad de pueblos con tradición social pero traicionados
administrativamente. Aunque se mantuvieron las cifras en plazas de primera y
segunda, la sangría se notó en los cosos más humildes.
Así, Bilbao dejó
las Puerta Grandes de Diego Urdiales y José Garrido o la
brillante actuación de Enrique Ponce antes de adentrarnos en
un septiembre pródigo en festejos donde, por fin, los novilleros pudieron sumar
un buen puñado de contratos tras una primera parte central del año desolador
para el escalafón menor. Villaseca, Algemesí, Arganda, Arnedo...
dejaron bien posicionados a Luis David Adame, Pablo Aguado, Manolo Vanegas o
Leo Valadez.
Roca Rey tuvo que
cortar la temporada el primer día del noveno mes y Valladolid fue el epicentro
del toreo en el homenaje a Víctor Barrio en una feria que
contó por dos veces con José Tomás. También reapareció Luis
Francisco Esplá en Arles que se sumó a las vueltas
por un día de Ortega Cano en Benidorm, Cristina
Sánchez en Cuenca o el incombustible Soro en
Valencia. También Salamanca y Albacete lanzaron
respectivamente a Juan del Álamo -indulto incluído- y a un
recuperable Rubén Pinar además de los triunfos de Manzanares,
Ponce, Juli, Perera o Talavante.
2016 cerró un ciclo. Con Las
Ventas para el tándem Casas-Nautalia, los eslabones del
toreo cambian. Así se notó en Sevilla con Javier
Jiménezdejándose la piel, importantes obras de Castella y
Manzanares o en Zaragoza donde se recuerdan faenas de Morante,
Padilla, Ponce, Talavante o la regularidad en la estadística de López
Simón. Así bajó el telón con la esperanza de que 2017 consolide un
cambio... ¿o no?
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