VENEZUELA. TOVAR 2017: CORRIDAS Y COYUNTURA / por Eduardo Soto
Cartel Inaugural del Coliseo El Llano de Tovar
25 Años de Torerías al Pie de la Galera
Cuando se aproxima la Feria de Nuestra Señora de Regla,
no cesa la polémica sobre si acudir a las corridas del coso tovareño o
si se debiera concretar a su aspecto religioso, en memoria de los que
inmolaron sus vidas haciendo frente al brutal accionar del régimen y
como muestra de solidaridad con los detenidos, a quienes conculcaron su
libertad de manera arbitraria y también con los heridos, los cuales han
tenido que ser atendidos subrepticiamente para evitar el feroz zarpazo
represivo.
TOVAR 2017: CORRIDAS Y COYUNTURA
Eduardo Soto Álvarez
Ex Embajador de Venezuela
Cuando se aproxima la Feria de Nuestra Señora de Regla,
no cesa la polémica sobre si acudir a las corridas del coso tovareño o
si se debiera concretar a su aspecto religioso, en memoria de los que
inmolaron sus vidas haciendo frente al brutal accionar del régimen y
como muestra de solidaridad con los detenidos, a quienes conculcaron su
libertad de manera arbitraria y también con los heridos, los cuales han
tenido que ser atendidos subrepticiamente para evitar el feroz zarpazo
represivo.
Todos reconocemos el
coraje de quienes se atreven a montar espectáculos taurinos en la
presente coyuntura, pero ninguno deriva su sustento de esas actividades
y lo hacen por afición digna de admirar, aunque por supuesto nadie
busca tampoco perder dinero.
Algunos puede que tengan
conexiones que le permitan cierto alivio crematístico; otros son
insospechables y asumen riesgos basados en su trayectoria, su solvencia
y su sólido prestigio en todo el orbe taurino.
El aficionado no es un
fanático, como los que adversan la Fiesta Brava, quienes quieren imponer
su criterio a rajatabla. Al no ser fanático, es capaz de razonar, no
puede caer en posiciones extremas, ni anteponer siempre los toros, a
otras consideraciones tanto o más importantes.
Las distintas ferias
producen impresiones contrastantes, unas tiene claro regusto chavistoide
para desvirtuar el espíritu cívico de un pueblo y mancillar su
tradición taurina; pero hay otros casos en que revisten un definido
carácter reivindicativo, sin trastiendas gobierneras.
No deberíamos permitir
que el régimen pueda utilizar una tradición centenaria para fines
políticos y manipular la afición a favor de sus despropósitos, pues no
son descartables acciones de cualquier naturaleza, con tal que atraigan
público al Coliseo.
He podido leer algunas
opiniones que provienen de taurinos de mucho fuste, cuyas juiciosas
opiniones siempre he considerado muy valiosas, pero que esta vez abogan
por la celebración de espectáculos taurinos en Tovar, con argumentación
de corte artificiosos y efectistas.
Señalan que las corridas
no debe mezclase con la religión ni la política; pero lo cierto es que
todo tiene su contexto y no pueden celebrarse en el vacío. Desde sus
albores la religión ha estado presente en la Fiesta Brava, pues los
españoles, de quienes heredamos la afición, llegaron con la espada, la
cruz y los toros. Casi todas las ferias tienen nombres religiosos, todos
los cosos tiene su capilla y casi todos los toreros hacen allí sus
preces antes de arriesgarse en la arena. En muchas de nuestras plazas,
los festejos se inician con el paseo de la Patrona, siempre la primera
en dar la vuelta al ruedo a hombros de sus cofrades y somos el único
país en el mundo que se da el lujo de tener un Cardenal torero.
Por otra parte, los
públicos taurinos no pueden hacer abstracción de la política, menos
actualmente cuando casi todos sufrimos sus perniciosos efectos en la
mayoría de nuestras actividades cotidianas; también más de una vez lo
hemos presenciado corear espontáneamente consignas políticas, ahora de
lo que se trata es impedir su manipulación por el nefando régimen.
La tradición taurina
tovareña no se hubiese empañado, en modo alguno, si no hay corridas este
año, antes bien se hubiera enaltecido; como tampoco perdió lustre el
ferial merideño cuando se suspendió hace unos años, por circunstancias
quizás no tan acuciantes como las actuales.
El derecho a opinar es
intocable, aunque no se esté de acuerdo; pero habría que señalar, con
todo respeto, pues no deja de ser reconfortante, que ninguno de los que
han escrito a favor de celebrar corridas este año en la Sultana del
Mocotíes sea tovareño.
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