MANIZALES / 2ª DE FERIA. Dos faenas preciosas / por Jorge Arturo Díaz Reye
Bautista y "Cocinero". Foto: Cafo Ossa
Juan Bautista y Ramsés bordan
el toreo, cada uno a su manera. El francés malogra la faena con la
espada y el bogotano es despojado de la segunda oreja. Ginés da una vuelta. Buena corrida de Barbero.
Dos faenas preciosas
Manizales, Colombia, I 8 18
Juan Bautista y Ramsés
bordan el toreo, cada uno a su manera. El francés malogra la faena con
la espada y el bogotano es despojado de la segunda oreja. Ginés da una
vuelta. Buena corrida de Barbero.
“Cocinero”, castaño, algo capirote, astifino y cornivuelto, acudió raudo a la capa prolífica de Bautista.
Dos verónicas de rodillas, cuatro de pie, larga mirando al tendido,
tres fregolinas y una flor de serpentina. Así, bajo candente sol comenzó
la corrida. Rostros felices, plaza casi llena. Cuatro cacerinas y una
revolverá le ponen el toro en suerte a Rafa Torres. Puyazo, corto, en
sitio, pero de mano pesada y barrenante que suelta tambaleante. Con los
avivadores se lucen el de confianza y Carlos Rodríguez.
Lo que vino luego fue
una faena sorprendente por su exquisita suavidad, medida y lentitud. La
perfección técnica y la exacta medida se revistieron de una estética
delicada y modosa. La Monumental hervía. Los óles eran estruendosos y entre ellos los aires sublimes de “Capote de grana y oro” acompasaban
el trance de toro y torero. Noble uno, artista el otro. Los cartuchos,
tres en serie, cambio y molinete. Nada rudo, nada impropio, nada vulgar,
todo torero y sentido. Un desplante congruente de firma, antes de los
ayudados bajos, la igualada y la desgracia de la gran obra emborronada.
Pinchazo arriba sin soltar. Otro más. Estocada contraria y larga y
sangrante agonía. Qué pena. Inmerecido para todos. Los premios perdidos.
El arrastre aplaudido y el francés con las manos vacías, saludando y
dando dos obligadas vueltas al ruedo. Ya con el cuarto el menos vivaz de
la tarde las cosas no fueron iguales.
Ramsés cayó
a merced del segundo que le punteó la mejilla derecha. Sangrante se
fajó con él, pero sin lograr más allá de las palmas, tras la estocada
honda delantera. Pero con el quinto volvió por su credo. William Torres,
el picador fue ovacionado, y él abrio con seis doblones genuflexos, a
ras y el de pecho en los medios. La verticalidad, el hieratismo, y la
sobriedad, fueron redactando con la leal acometida de “Corredor” un
discurso consonante, escrito y dibujado con la mano baja sobre la gris
arena. Manizales a todo pulmón acompañaba, el pasodoble torero también. “Currito de la Cruz”,
por más señas, bien tocado. Faena de dos pitones. Templada, ligada y
enaltecida por la casta. El estocadón a volapié fue de padre y señor
mío, inmediato, exangüe, digno. Solo eso valía la oreja. Usía la
concedió, pero la correspondiente a la faena se quedó con ella. Y como
para mayor agravió al matador, le dio la inexplicable vuelta al toro.
Los que pagan se encresparon contra tamaña injusticia y exigieron dos
vueltas a Ramsés, que accedió con seriedad y sin hacerse mala sangre.
Ginés Marín,
marcó su tarde con largas distancias en los embroques y el uso
innecesario del pico. Con el tercero se lo perdonaron y hasta se lo
celebraron reclamando una oreja poco sustentable y negada. Con el sexto,
apretador y exigente tramitó cautelosamente la cosa, deshaciendo el
entuerto con pinchazo y espada arriba.
La corrida dió para más.
Y eso que se vieron dos faenas estupendas. La tarde fue intensa,
emotiva y emocional. El palco tomó protagonismo y el ganadero,
aplaudido, aunque no conforme. —Hubiera querido más raza —me dijo en el
patio cuando se iban los de luces y todos los demás.
FICHA DEL FESTEJO
Lunes 8 de enero 2018. Monumental de Manizales. 2ª de feria. Sol y nubes. Más de tres cuartos de plaza.
Seis toros de Santa Bárbara, astifinos, de bonitas y moderadas hechuras, nobles.
Bautista, dos vueltas al ruedo tras petición y silencio.
Ramsés, palmas y oreja con petición de segunda y con dos vueltas.
Ginés Marín, vuelta tras petición y bronca al palco y silencio.
Incidencias: Saludó Carlos Rodríguez tras parear al primero y al cuarto.
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