Cesar Faraco
“El Cóndor de Los Andes” su biografía

Cesar Faraco inició su vuelo, primer andino venezolano en ser doctorado en Las ventas de Madrid-Feria de San Isidro. Toma la alternativa el 13 de mayo de 1955 de manos de Antonio Bienvenida como padrino y Manuel Vásquez de testigo. Se retira el 9 de julio de 1978 encerrándose con seis toros mexicanos de “Piedra Negras”, no teniendo suerte saliendo caminando ante un lleno total.











Por Giovanni Saavedra
   “El Zamurito”
gsaavedra368@gmail.com


Cesar Faraco “El Cóndor de los Andes nació en San Juan de Lagunillas, Municipio Sucre del estado Mérida, Venezuela un 5 de julio de 1933. Su padre  se llamó Cayetano Faraco  y su madre  maría  Elena Alarcón  de Faraco, quien vivía con él en Caracas. -Por cierto en mi tierra  San Juan mi padre  tenía un negocio  de víveres  pero la situación económica obligo a mi familia a emigrar. Nos fuimos para Táriba, pueblito cercano a San Cristóbal allí nos atuvimos por un tiempo.
-Mi infancia, fue muy alegre de allí casi no recuerdo mucho pero en el estado permanecí hasta la edad de cinco años en que Salí de preparatorio. Es mas en Táriba, ya instalado, al poco tiempo murió mi papá. Tenía yo seis o siete años y aquello ocasionó un gravísimo trastorno en la familia, pues figúrate quedamos con mi madre, en un ambiente diferente, y con la abrupta realidad de la pérdida del sostén del hogar y un futuro largo que recorrer con los niños. En 1941 tomamos la determinación  de irnos para Caracas, a probar fortuna, a buscar  nuevos horizontes. Tenía yo apenas 8 años de edad. En esa época  estaba de presidente de Venezuela el general Isaías Medina Angarita, también del Táchira. Recuerdo que llegamos a una ciudad no menos grande parecía un pueblito con clima excelente y en que las leyendas se asentaban en las esquinas. La esquina de las Gradillas, la del muertico, etc. Y todo aquello  nos llamaba la atención… pero aun no aparecía en el ambiente mi inclinación, ni mucho menos el conocimiento del mundo taurino. Ello ocurriría mucho tiempo después y gracias a la intervención  de algunos amigos como te contare mas tarde.

-Mis estudios? los comencé en varios colegios el último fue en los salesianos. Había varios compañeros internos. Uno de ellos que llego más tarde hacer un excelente cantante, Héctor Murga, hablaba con mucha pasión sobre el toreo, las figuras, las corridas y lo que ocurre en ellas. No porque fuese torero, era un alumno como cualquiera de nosotros  pero por alguna razón especial se avía convertido en gran a aficionado taurino. Y le aseguro que al primero que oí hablar de toros en mi vida fue a Héctor Murga. Pues hasta ese momento, y estábamos en la década del cuarenta, jamás yo avía asistido a una corrida de toros. Pero era tal el entusiasmo de Héctor, que salimos del colegio, en 1946, 1947, aviamos varios estudiantes impresionados con el mundo taurino. Entre ellos estaba también Alfredo Sadel, para entonces Alfredo Sánchez Luna. Ambos cantaban -Héctor y Alfredo- ya mantenían sus esperanzas, sus aspiraciones por triunfar en el camino que comenzaban a recorrer.

¿Cómo fue su vinculo  real?...

-Se dio gracias a otro entusiasta compañero de colegio, llamado Víctor Querales. El me invito  a su casa y allá hablo con pasión, sobre el toreo. Me mostro unas revistas  mexicanas, una de ellas La Lidia,  a partir de ese momento me entusiasmo el campo taurino. Yo veía las fotografías, los pases, la estampa de los toros, las imágenes  de los toreros, iba forjando una concepción de una manera de enfocar  a ese mundo de valentía, de riesgo, de lucha. Y todavía yo no avía podido asistir a una simple novillada, menos a una corrida de toros. Pero ya veía en los toreros como super-hombres, admiraba su osadía, la forma como se enfrentaban a la muerte  o a la gloria, y a partir de ahí comenzó a gustarme, a meterme en la sangre el mundillo toreril…

¿Cuáles eran las figuras  de postín del entones del mundillo que aparecían en la revista?

-Habían varias, pero la que más se destacaban era Silverio Pérez, Luis Procuna, Lorenzo Garza, y Milla, el papá de estos muchachos que están por aquí… en España brillaban la figura de Domingo Ortega, Antonio Bienvenida, fue la gran época del monstruo de Córdoba, Manolete; en fin la etapa de todos esos grandes toreros que revolucionaron los tiempos aquellos. A todas esas figuras yo no las veía como toreros sino como dioses,  yo admiraba su gran valor, su gran entrega. Y era natural; veía en su trabajo  una cadena de peligros  por todos lados. Eran tiempos sin televisión, únicamente existía el cine, la radio y la prensa. Por ese tiempo  se dio la figura de un torero que se convirtió en el ídolo de Venezuela, Luis Sánchez Olivares “Diamante Negro”. Este torero junto a Luis Procuna brindaban en la arena las delicias  y las emociones más intensas. Y en el canto ya comenzaba a emerger la figura intensa de Alfredo Sadel.  

¿Cuándo presencio la primera corrida de toros?

-Una tarde en el Nuevo Circo de Caracas. Presencie la participación  de Luis Procuna torero mexicano con toros de Guayabita. Procuna realizo una faena inolvidable frente a tres astados, junto a otros toreros mexicanos, cuando se inspiraba  ese matador ocurrían cosas extraordinarias, por ejemplo,  el sexto toro de la tarde fue muy bueno, con mucha casta, envistió con fuerza, Procuna lo abordo con arte, pasión y mucha elegancia. Cortó orejas, rabo y patas, en fin fue una tarde de grandes triunfos, salió en  hombros de la plaza de toros, pues todo fue apoteósico. Aquello me impresiono tanto, a la par que se trato de mi primera corrida, que casi puedo decir  que Salí marcado  para siempre. La curiosidad que llevaba, lo que decía  la revista,  ambiente festivo, bravío, el triunfo, los pases, las figuras, sin duda me impresionaron de tal forma que ya difícilmente podía yo dejarle de pensar en el toreo, no ya como aficionado, sino como un camino que podía seguir.

¿Cómo conoció usted  personalmente a Luis Procuna en ese entonces?

-No, no. En ese momento, no. Y pese a que para mí era como un dios. No obstante a partir de su tarde triunfal, primera corrida a la que yo asistía como aficionado, empecé a sentir la fiesta brava como una cosa sagrada, y ello me codujo a ser torero. Luis Procuna se hizo allí un autentico ídolo. Fue cuando vino después “El Diamante Negro”, el cual fue un autentico ídolo amado por toda la gente.
¿Conoció usted a Luis Sánchez Olivares “Diamante Negro”?.
-Como no. Fue como mi hermano. Todo empezó porque quise ser torerillo. Mis ansias de seguir en ese camino me hicieron hablar con un cronista taurino de la época, que firmaba sus escritos con el seudónimo de Carmelo de Ronda. El me presento a Luisito  Sánchez. “Diamante Negro”. Yo llevaba mis emociones sentidas del día de la corrida de Procuna, de quien se me olvido decirte, pasearon a hombros por toda Caracas. Incluso su éxito fue tan contundente,  tan fuera de serie, que a raíz de su  faena colocaron  una placa en el Nuevo Circo de Caracas…

¿Quién le dice a usted que podía llegar a ser torero, quien le estimula a ello?

-Mira, esas son cosas que a uno nadie le dice. Nadie puede decirte que puede ser torero. Cuando se quiere verdaderamente ser alguien en la vida tú te lo propones o se empieza a sentir, nadie te puede decir tu vas  a ser esto  o vas a ser aquello, o esto otro. De tal suerte después de aquella corrida en el Nuevo Circo de Caracas yo quedé cómo en el aire, abismado de admiración por el campo taurino. Por consiguiente que cuando los muchachos iban  a entrenar a la arena del Nuevo Circo, pues yo iba también para ver como lo hacían. A partir de ese momento quise ser torero. Pues de aprender las técnicas, de saber un poco la teoría sobre el oficio de conocer algunas personas ligadas al mundo de la tauromaquia, viene lo más importante, el puto al cual muchas personas fracasan o simplemente desisten, se devuelven: saber si se tiene valor para enfrentar a un toro. En esa época no avía ganaderías, por consiguiente tampoco animales de casta, se toreaban reses criollas. ¿Cómo llegar a ser torero si ni siquiera novillos? En una oportunidad supe de un pueblito en que avían novilladas con animales criollos, claro, era mi gran oportunidad. Fui hasta allá,  vi su placita hecha con tablones de madera, cabuyas y clavos. Yo pedí una oportunidad a uno que estaba allí, que ni le mataban los novillos ni nada. Todo para tener la ocasión  de estar frente a un novillo, y en persecución de un objetivo: saber si tenía o no valor para colocarme frente a un toro o un novillo. Así me hice banderillero de uno de los novilleros. Y fíjate lo curioso de aquel banderillero  cuyo nombre no lo recuerdo: el era chofer de un camión, era distribuidor de cervezas y refrescos. Los fines de semana participaba en novilladas, pero el resto del tiempo manejaba su camioncito. Por otra parte lograr que me colocara  frente a un toro o ser su banderillero  me llevó toda la mañana tratando de convencerlo le insistí tanto  hasta que desistió. Le decía que hasta podia ser su subalterno  de gratis, pues que le iba a cobrar. Tal vez aquel hombre pensaba en la tremenda responsabilidad en que se metía si aceptaba mi propuesta. Yo era un mocetón, sin ninguna experiencia  en el toreo  o en las novilladas, lo único que quería era tener la oportunidad de estar frente a un novillo… opero ¿si me ocurría alguna desgracia? ¿Si me alcanzaba el novillo? De todas maneras de tanto ruego. Con la vehemencia que yo ponía en mis palabras, el camionero-novillero no le quedo más remedio que aceptar. Además me permitió igualmente  salir al ruedo para darle algunos capotazos al animal.

¿Definió su aspiración como torero en ese momento?

-creo que sí, por cuanto tuve una sensación muy extraña me sentí fuerte, miraba con dominio al animal,  como yo era subalterno  pues tenía que salir solamente a correrlo, entonces parte el novillo y yo me puse por delante, vi que el animal paso por segunda vez a mi lado  y yo lo que hice fue que darme quieto, no sabía qué hacer en realidad, pero te juro que fue una cosa muy bonita, muy grande, maravillosa  y allí mismo me empezó la fiebre por el toro.

¿Cuál fue el resultado de ese primer encuentro?

-Por lo menos no sentí miedo. Este se siente después que uno aprende  a torear. Porque a partir de ese momento es que se empieza a apreciar el peligro nada más, pero los deseos de aprender, el entusiasmo, la esperanza de llegar a ser figura del toreo hace ignorar  los peligros  del toreo. Ello tal vez fue lo que me ocurrió  me enfrente al primer novillo, no sentí miedo,  pase la prueba máxima. Me sentí a gusto conmigo mismo y hasta me dije: no juegue, yo sirvo para esto, porque yo sentí más bien  un gusto, era  satisfacción, algo que nunca pude explicar con palabras.

¿Asistió algún tipo de escuela?

- No. A ninguna. En ese tiempo o época no avía una infraestructura que le permitiera a alguien  con vocación  la posibilidad  de llegar a ser torero. No avía escuela mucho menos ganaderías ni tentaderos. Menos la posibilidad de cimarrones o vacas con buenas condiciones. La única oportunidad que se les presentaba a los aspirantes  era la de participar en las fiestas patronales  de los pueblos, en que se organizaban  toros coleados  o coleaderas. Y que sentía verdadera vocación  por llegar a ser torero algún día, pues simplemente se iba con su capotico por ahí, a dormir donde le agarrara la noche. En el suelo o donde fuera, para el día siguiente  esperar la coleadera. Llegado el momento, todo era alegría, música, y pólvora, la gente esperaba con confianza, la presencia del coleador a caballo, era el plato fuerte de las fiestas patronales o feriales de los pueblitos. Las muchachas se engalanaban con sus mejores trajes  y brindaban las más bellas de sus sonrisas. Los coleadores con sus cintas y sus caballos  preparados esperaban la salida del animal para el momento de su lucidez. Y mientras ello ocurría, desde algún lugar de los corrales, avía un joven con cara de trasnochado mirada altiva,  capote en el hombro  a la  espera de su oportunidad. Efectivamente ella llegaba  cuando el coleador torcía el rabo del toro y este caía al suelo, entonces era el momento, correr el futuro torero o yo en mi caso, me lanzaba a la manga de “coleo”-  una calle  cercada con madera.-   aprovechaba la ocasión  de dar unos cuatro capotazos al animal que todo asustado y sin saber lo que le estaba ocurriendo envestía  con toda su fuerza a lo que se le pusiera por delante. Y ya, con esos tres capotazos, nos conformábamos éramos felices. Nos llenábamos de ilusiones, pensábamos en el ruedo del Nuevo Circo y tal de allende de los mares…

¿Era esa la escuela de entonces, a que año correspondía la  misma?

-Si señor esa era la verdadera escuela del toreo para entonces. Eso era el año 1946, 47 y 48.  Debíamos amar con pasión la Fiesta Brava para soportar tantos vaivenes, para sufrir tantas situaciones en que no avía algo cierto, salvo nuestra vocación. Sin poder hablar de muchas novilladas, si te diré que fue  a través de los toros  coleados  como poco a poco fui adquiriendo experiencia que me permitieron  debutar como novillero en las Arenas de Valencia, Allí mi primer toro.

¿Con detalles, como fue ese debut?

-Mi debut verdaderamente fue en Maracay. Allí estrené mi primer traje de luces, allí me contrataron por vez primera  como novillero  un empresario cuyo nombre no recuerdo, pues se trataba de “empresas sueltas” para matar dos novillos. Por cierto esto me da la oportunidad de relatar mi primer traje de luces un anécdota, el primero que me puse como torero  o novillero: se trato de un traje que compre a un gran torero español que vino a Venezuela, llamado Ángel Soria. Este  malogrado torero  tuvo la mala fortuna de torear en Valencia, y allí un toro le pego una cornada que lo mató. Y su traje, casualmente, azul y oro  lo compré y lo usé en mi debut… por cierto,  poco antes y cuando la gente se entero que lo iba a utilizar durante la novillada, muchos se me acercaron con gran preocupación  que desistiera de la idea de usar el traje, pues podía ser pavoso. No obstante en ello me empeciné le dije que lo lamentaba  pero que yo ya había tomado la decisión de torear así, y en efecto la tarde de mi debut se presento; Salí al ruedo con el traje y fue una tarde de mucho éxito. Y mi respuesta a los que me alertaban en torno  la mala  suerte que podía influenciarme por debutar con el traje del matador  muerto por un toro, fue que las cosas de la vida cuando van a suceder, pues suceden, que yo no creía en esas cuestiones superticiosas. Cuando la muerte o las cornadas están destinadas para uno. Pues llegan a si te pongas el traje que sea, o así lo estrenes, o peor aún, así te vistas de ángel. Y esa es la vida. Igualmente tal circunstancia me permitió hacer del toreo como una lucha  que he mantenido abiertamente en contra de la superstición. Ello es porque el torero se juega la vida en cada  faena, pues llega un momento en que verdaderamente no se sabe de qué factor depende  tu vida, tu triunfo, tu seguridad y ello es la causa de muchas concepciones, a las que felizmente derroté  desde un comienzo.

Cesar Faraco "El Condor de Los Andes"

¿En que se basa, a partir de ese momento, la formación de un novillero e igualmente  de quien o de quienes recibió influencia, en otras palabra quienes lo enseñaron.

-Mira, para el mejor maestro que tuve fue el toro. Y ese es el mejor maestro que un maestro pueda tener. Dicen que los golpes enseñan pero en el toreo no, es el toro el que poco a poco te va poniendo en el camino del aprendizaje. Y mira; que si el asunto es difícil, y que no se puede hablar de los golpes  que enseñan por  cuanto al año van saliendo miles y miles de toros,  en el mundo por las puerta de toriles, tu puedes apostar y estar seguro de que ninguno de ellos es igual a otros  y naturalmente ninguno puede ser lidiado igual  a otro, no, es como una obra de teatro en que te traen un guion,  de una papeleta, los artistas desarrollan su arte. Tampoco se puede planificar lo que se va a realizar en una faena. Eso de decir: a este toro le doy tres naturales. Es el toro que desde un principio de la corrida te indica lo que debes y lo que no debes  hacer. Depende de su arranque, de la embestida, del estilo del toro, en fin eso hay que hacerlo, sentirlo, ejecutarlo en el momento de tu relación hombre-toro.

¿Y con respecto a tu carrera como novillero?

-Volviendo a ella te diré que toreé bastantes novilladas, fui a Valencia ciudad en que realicé  o participé como en 12 de ellas, me querían mucho en Valencia tuve muchos carteles.

¿Con que figura alterno usted en las novillas?

-Alternaba con los novilleros del momento inclusive por ahí esta un amigo mío que se llama Juanito Campuzano, que tiene cuchilleros y además toreamos juntos León Rivero, Cavalieri y Antonio Clié. Es más el primer novillo que maté fue en Valencia, fue un mano a mano en que alterne con “El Chato” Plaza  tu lo conociste por cuanto vive en Mérida y es fotógrafo taurino hoy día matador de toros por cuanto tomo la alternativa en Perú y al día siguiente la renuncio, que extraño no. Yo tuve suerte y corte orejas fue mi debut como novillero. Desde ese momento empezó mi suerte, digo mi suerte, porque es de mucha fortuna empezar bien con buen pie. Después fuí a Caracas, a debutar en la capital, un gran compromiso,  pues mi carrera como torero dependía del triunfo o fracaso que tuviese allí. Por tanto imagínate mi preocupación, mi deseo era agradar al público, por sobresalir, por demostrar condicione. En una palabra era tal vez mi pasaporte para viajar al exterior,  como en su efecto ocurrió. En Caracas caí muy bien triunfé participé  en varias novilladas  y ese fue el trampolín para irme a España.

¿En qué año y condiciones viajo usted a España?

-Me fui a España  a finales de 1953 mi primera salida de Venezuela. Son muchas las ilusiones  que se tienen en ese momento para llegar a ser matador  de toros de verdad, con carteles  en las plazas de toros más importantes del mundo.
Por tanto fui a España  como novillero de carteles  en Venezuela,  y naturalmente uno va a probar suerte, porque el toro es el que quita y pone en el sitio. Toreé muchas novilladas  fue mi apoderado el padre de los Bienvenida, Don Manuel Bienvenida, progenitor de Antonio  y Juanito, destacados toreros,  el me apodero y me ayudo mucho don Manuel gracias a una recomendación que hizo mi amigo Luis Sánchez Olivares “Diamante Negro” a quien quise mucho. Mi primera novillada en España fue en Cartagena, en 1954 y tuve suerte, la segunda ocurrió  en Madrid, con picadores toreamos Manuel “Rayito” y Juanito Bienvenida y yo una corrida de Francisco Ramírez. Tuve la suerte de cortarle la oreja a cada novillo  que me tocó, al parecer gusté al público mi forma de torear, y al final  entre grandes ovaciones  fui sacado en hombros  por la puerta grande hasta la plaza de Alcalá. En fin un triunfo muy grande para mí, porque Madrid es la Universidad del toreo,  allí se me abrieron las puertas de España, toreé en todas las ferias y fue tal mi éxito que hasta lo hice en Portugal y Francia en ese mismo año 1954.

¿En qué plaza de Portugal y Francia?

-En Lisboa, en la plaza de Campo Pequeño, en Francia me presente en varias como Nimes, Toulouse, Marsella, etc. Por otra parte deseo agregar que ese año 1954 toreé 5 novilladas en Madrid, corte 5 orejas y Salí 2 veces en hombros, también toreé en  Sevilla plaza en la que también triunfé  y de allí quiero contarte algo tuve la suerte de brindarle mi primer novillo a esa gran leyenda de toreo como lo fue Juan Belmonte. Yo no sabía que él estaba en la plaza pero durante el paseíllo  tuve la suerte de verlo sentado en el palco de honor  y me di el gusto  de brindarle mi primer novillo, brindis que el acepto con mucha vehemencia pero lo que más me gusto fue que triunfé por todo lo alto, corté las orejas y salí en hombros  por la puerta grande  de Sevilla.

Antonio Bienvenida, caraqueño de nacimiento, convirtió a César Faraco en el primer torero de América en alcanzar el grado de matador de toros en la Monumental de Madrid. El cóndos de los andes sería admirado en España, querido en México y ejemplo en Venezuela ¡

¿Y de allí a la alternativa, como fue? 

-Tome la alternativa al año siguiente  1955, el 13 de mayo en la plaza de toros de  Madrid durante las ferias de San Isidro, me la dio  Antonio Bienvenida y tuve como testigo a Manuel Vásquez,  con toros de Carlos Núñez. El burel del doctorado fue mansurrón, buscaba las tablas, lo lidié tras sufrir un puntazo y dando la vuelta al anillo con petición de oreja,  yo me sentía muy satisfecho por varias razones  la primera en que me hallaba tomando mi alternativa, valga decir nacía como matador de toros, segundo, lo hacía en la plaza más importante del mundo como lo es Madrid, tercero, se me encía el pecho  de orgullo porque a partir de ese momento  yo era el primer andino-venezolano  en tomar la alternativa y por supuesto era el  torero andino en hacerlo en la plaza de Madrid y durante las ferias de San Isidro  y este ultimo para mí fue un gran privilegio que tuve a lo largo de mi carrera como torero…

¿Y cómo recibieron los venezolanos de entonces su triunfo?

-El pueblo venezolano tuvo días de júbilo. Los críticos manifestaron que avía ya una promesa solida en el toreo mundial, y en Venezuela, de todas las plazas me reclamaban para que toreara. Pero en ese momento  yo estaba luchando por llegar a ser, no solo un matador de toros simplemente sino una figura importante, destacado. Fui a Sevilla como matador de toros, pero… esa tarde la suerte no me acompañó. Un astado me dio una fuerte cornada en el vientre  y a consecuencia de de ello perdí ese año. Eso ocurrió el día de Corpus Cristi, junio de  1955. Por esa cornada no pude participar en 22 corridas que aun me faltaban por cumplir ya firmadas o contratadas. Es el tipo de cornada al que denominan de tiempo, es el tipo de cornada  al que te frenan un poco. Al año siguiente vine a  Venezuela,  y aquí en el Nuevo Circo de Caracas, debute como matador de toros. Por cierto en esa ocasión con Julio Aparicio, Paco Méndez, Antonio Bienvenida y yo. También en esa temporada Luis Sánchez Olivares “Diamante Negro”. Ello fue en Octubre de 1956. Y allí en el Nuevo Circo, mientras realizábamos el paseíllo recordé la tarde triunfal de Luis Procuna, su forma de torear, su estilo, sus éxitos, el corte de orejas, patas y rabos. También recordé  lo de la placa para proyectar su hazaña de la tarde. Esos recuerdos me vienen a la mente 18 años después,  justo en el momento del paseíllo, pero también recordé justo cuando me hallaba frente a mi primer  astado, que me dije en esa ocasión: algún día yo también tendré  una placa como esta en el Nuevo Circo. Y en efecto así sucedió esa tarde toreé  como nunca. Con valor y arte, mi entrega fue total. La ovación de las personas que estuvieron presentes en esa oportunidad. Toreé con  Manuel Benítez “El Cordobés”.  Mi triunfo fue apoteósico corte tres orejas y me sacaron en hombros por la puerta grande. Por la faena  se decidió colocar una placa en el Nuevo Circo de Caracas justo al lado la de Luis Procuna  y a 18 años de la colocación  en homenaje de la de Procuna  fue en 1946. En la gente y en especial de los andinos avía un gran interés y un gran orgullo  por cuanto uno de sus hijos, un hombre de San  Juan  de Lagunillas de Mérida- sitio en que fue fundada Santiago de Los Caballeros de Mérida – era el primer andino en tomar la alternativa en una plaza  tan difícil como la madrileña, y ahora triunfaba en los ruedos  junto a figuras  destacadas como “El Cordobés. Y yo aun no lo podía creer  que ocurría, porque aun fulguraban en mis encontrados contradictorios, y esperanzadores que tuve, al ver a los toreros como súper-hombres, como dioses y hechos de una pasta que les permitía enfrentar  con valor  fuera de lo común, audacia, técnica y una sonrisa en los labios, a la muerte que se oculta muchas veces en cada pase, en cada verónica, chicuelina o estocada que realice…

¿Además de El Cordobés, con que figuras más toreaste?

-Yo tuve la suerte de alternar con casi todas las figuras del toreo de  esa época tanto de españolas y mexicanas. De España con Julio Aparicio, Antonio Bienvenida, Antonio Ordoñez, Manuel Benítez “El Cordobés”, entre otros. De México con  Lorenzo Garza,  Luis Procuna, “El Soldado” y El Calisero, pero con respeto  a Luis Procuna porque fue muy importante en mi vida… Como no, muy importante si fue el torero de la primera corrida a la que asistí por primera vez, el matador que me inspiro y  que me hizo decidir que tomara el camino del toreo. Pero lo que quiero señalar  es que,  para 1958 voy a torear a la plaza  México. Estando allí una empresa  entra en conversaciones conmigo para colocarme en una corrida en Tijuana. Una de las preguntas del empresario en ese momento era ¿cuáles son mis alternantes? Cuando me respondieron que era Luis Procuna y José Ramón Tirado, me falto tiempo  para firmar ese contrato, pues basto oír el nombre de Luis Procuna para que decidiera irme hasta gratis. Para mí era un orgullo, torero de un valor sentimental extraordinario, el tener  que torear con aquella figura que tuvo  que ver  con la decisión que tomé como torero. Indudablemente se trataba de un día feliz en mi vida. La noche  anterior a la corrida, el médico de  los toreros nos invito a  cenar. Allí me las ingenie para sentarme al lado de Luis Procuna. En medio de la conversación general le pedí que me permitiera hablar con él en torno a algo muy importante para mí. En efecto así fue, en un aparte le confesé  lo que ocurrió la tarde de su triunfo en el Nuevo Circo de Caracas, de cómo me avía entusiasmado esa tarde por el toreo y además le dije  que le estimaba muchísimo por lo que representaba en mi vida. Incluso le conté algunos de los episodios de la tarde, de cómo fue su participación y de la placa colocada en la plaza de toros. A ello don Luis me respondió. Pero Cesar, tú recuerdas todos esos detalles de esa tarde  con más fuerza que yo; que fui el de la faena. Al día siguiente, o mejor la tarde siguiente fue muy bella,  hubo un sol deslumbrante y nos tocaron ejemplares  de la ganadería del triunfo de Procuna en Caracas.  Astados de “La Tranquilla” fue una coincidencia que si lo hubiésemos planificado no sale como queríamos y que felizmente ocurrió. Durante años realice muchas corridas en Tijuana.  En México totalice 66 corridas. Es más me convertí en
una figura del toreo internacional, al extremo que toreaba en México, España, Portugal, Colombia, y esa  ha sido mi carrera profesional en el torero.

¿Usted fue el fundador  de la plaza de toros Monumental “Román Eduardo Sándia de Mérida, como fue eso?

-Si en efecto integre el cartel inaugural  en que se inauguro la plaza de  toro de Mérida junto a Manuel Benítez “El Cordobés” y Francisco Rivera “Paquirri”. Toros de "Achury Viejo" (5) y Félix Rodriguez (1) -El momento de la inauguración lo esperábamos con ansiedad, sobre  todo y,  que iba a inaugurar esa plaza. Llevaba todo un cargamento de emociones, el volver a mi tierra de la que avía salido  para la década del treinta. Encontrarme con tantos recuerdos, con las raíces de mi vida, allí están enterrados mis abuelos, y mis bisabuelo, bueno  te llena de tanta emoción incontenible, indescifrable. Y en medio de, los recuerdos de esquinas idas, o de callejuelas que tu recorriste en tu infancia en compañía de tus seres que ahora nos están,  te obligan a un alto en tu vida y sobre todo a una reflexión y con la seguridad que la gente acudirá en masas  verte torear tratando de de quedar bien ante sus paisanos el compromiso e mayor.
Una de las plazas orgullo  de América tuvo para su inauguración una situación  una tanto curiosa. Fíjate para el sábado 9 de diciembre de 1967, a las cuatro de la  tarde, la corrida inaugural hubo de ser suspendida o pospuesta para el día siguiente por un fuerte aguacero  que cayó sobre la ciudad y que azotó la región, por varias horas, empantanando  el ruedo e impidiendo la realización del toreo. No obstante al día siguiente se realizaron las dos corridas una a las 10 de la  mañana y la otra por la tarde a las 4 correspondiéndome a mi lidiar el primer toro, dando el primer capotazo, alternando junto a Manuel Benítez “Cordobés” y Francisco Rivera “Paquirri”. El primer puyazo lo colocó Rigoberto Bolívar, el primer par de banderillas  las colocó Carlos Saldaña. Me olvidaba decirte que Mérida es una ciudad pluviosa o al menos lo era hasta hace una década, la plaza estaba llena hasta la bandera sin moverse de los tendidos  esperando una decisión.

¿Tuvo usted un retiro formal con corte de coleta?

-Si para el retiro de un torero se realiza una ceremonia muy especial que el símbolo más importante esta en el corte de la coleta, igualmente se nombra a una persona muy cercana que haya sido muy especial en tu vida taurina del que se retira para que le realice el acto de corte de coleta. La ceremonia de mi retiro fue el 9 de julio de 1978, en el Nuevo Circo de Caracas. Por cierto designe a un gran amigo a quien le debo mucho en el toreo, a Luis Sánchez Olivares “Diamante Negro”.
Bueno para esa fecha se organizó una corrida de toros. Con seis astados de “Piedras Negras  ganadería mexicana, toros que toree,  lidie y mate ante un lleno a reventar en el Nuevo Circo. Y  me siento muy agradecido de mi público venezolano que me acompañó lealmente durante mi carrera, como matador de toros. Y por si fuera poco acudió masivamente al acto de mi retiro, fue muy emocionante para mí y para Diamante Negro ese día del retiro no me salió un ni toro en que hubiese podido hacerle la fiesta, Salí caminando de la plaza, agradecido con un público que me acompaño y fue testigo de mi despedida de los ruedo.

¿Por qué le llaman el Cóndor de Los Andes?
-Ese nombre me lo pusieron en Madrid el día de mi debut, durante mi primera novillada, en esa faena tuve mucha suerte fue un gran triunfo, entonces un cronista taurino, “Kaito” en el diario “El Dígame”, escribió: “El Cóndor de Los Andes inicio su vuelo”…  y lo decía para un futuro matador que siempre uso el traje de color, blanco y oro o azul celeste y oro, en el futuro mostraría su valor ante los públicos del mundo.



CORRIDAS DE TOROS EN LAS QUE ACTUÓ CÉSAR FARACO

1956
25-11 Caracas - "Palomeque" - Julio Aparicio y Manolo Vázquez. Presentación de César Faraco como Matador de Toros en Venezuela.

09-12 Caracas - "Guayabita" - Antonio Bienvenida, Luis Sánchez "Diamante Negro" y Manolo Vázquez. Una oreja.

1957
24-02 Maracay - "Guayabita" - Antonio Ordóñez. Mano a mano. Una oreja.

1958
20-07 Caracas - "Santo Domingo" - Joselito Torres y Jaime Bravo. Dos orejas.
30-11 Caracas - "Zacatepec" - Alfredo Leal y Curro Girón.

1961
19-08 Táriba - "Santa Mónica" - Jaime Bolaños y Curro Lara.
20-08 Táriba - "Santa Mónica" - Jaime Bolaños y Sérbulo Azuaje.

1962
12-03 Maracay - "Guayabita" - Luis Sánchez "Diamante Negro" y Rafael Cavalieri.

1964
13-12 Caracas - "Pastejé" - Pedro Martínez "Pedrés" y Manuel Benítez "El Cordobés". Tres orejas.

1965
10-01 Maracay - "Peñuelas" - Paco Camino y Santiago Martín "El Viti". Dos orejas.
07-02 Caracas - "Tequisquiapan" (4) y "El Rocío" (2) - Curro Girón y Santiago Martín "El Viti".
20-02 Maracay - "Reyes Huerta" - Manuel Benítez "El Cordobés" y Efraín Girón.
18-04 San Cristóbal ("La Concordia") - "Atenco" (1 Rej.) y Ernesto Cuevas (6) - Amina Assís (Rej), Juan Silveti (hijo) y Jesús Sánchez "El Azteca", que tomó la alternativa. Una oreja.

1966
13-11 Caracas - "Mimiahuapam" - Manolo Martínez y Palomo Linares.
19-11 Maracaibo ("La Trinidad") - "Peñuelas" (3) y "Xajay" (3) - Santiago Martín "El Viti" y Vicente Fernández "El Caracol". Inauguración de la Plaza de Toros "La Trinidad".

1967
19-08 Táriba - "Mimiahuapam" - Efraín Girón, Manuel Cano "El Pireo" y Manolo Martínez.
10-12 Mérida - "Achury Viejo" (5) y Félix Rodríguez (1) - Manuel Benítez "El Cordobés" y Francisco Rivera "Paquirri". Inauguración de la Plaza de Toros Monumental.

1969
16-02 Mérida - "Vistahermosa" (5) y "Zacatepec" (1) - Pepe Cáceres y Ángel Teruel.

1970
25-01 San Cristóbal - "Garfias" - Manuel Benítez "El Cordobés" y Manolo Martínez. Una oreja.

1971
22-01 San Cristóbal - "Santacilia" - Francisco Rivera "Paquirri" y Ángel Teruel.

1972
03-12 Valencia - "Tequisquiapan" - Manolo Martínez y José Luis Galloso. Una oreja.

1973
28-01 San Cristóbal - "Piedras Negras" - Dámaso González y Antonio José Galán.
03-03 Mérida - "Las Mercedes" - Manolo Martínez y Antonio José Galán.

1976
24-01 San Cristóbal - "Garfias" - "Niño de la Capea" y Antonio José Galán.
01-03 Mérida - "Los Aranguez" - "Niño de la Capea" y Paco Alcalde. Una oreja.

1977
22-01 San Cristóbal - "Reyes Huerta" - Paco Camino y Ángel Teruel.
20-02 Mérida - "Balcones del Rio" (6) y "Los Aranguez" (2) - Cruz Flores, Paco Alcalde y Pedro González "El Venezolano.

1978
09-07 Caracas - "Piedras Negras" (5) y "De Haro" (1) - Único espada. Se cortó la coleta.
Corridas: 28
Orejas cortadas: 13
Toros lidiados: 62


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