A los toros portugueses les quieren poner una diana de velcro

Un diputado socialista presenta un proyecto de ley para eliminar la sangre de los espectáculos taurinos

Toros mochos y con velcro, en California. 

Los toros portugueses que ya salen de la plaza vivos, podrían salir también sin heridas sangrientas. Todo dependerá de si se aprueba un proyecto de ley que promueve el diputado socialista Pedro Delgado Alves para que continúen los espectáculos taurinos pero sin sangre, lo que, en principio, debería contentar, a unos y a otros.

La iniciativa proviene de un diputado contrario a los espectáculos taurinos, cuya abolición ha sido reiteradamente derrotada en el Parlamento portugués, aunque se pretende su estrangulamiento por la vía impositiva. Pese a ello, los espectáculos taurinos aumentaron su público en un 4,4% el pasado año.
Al margen de los festejos callejeros, la corrida portuguesa consiste fundamentalmente en la actuación de rejoneadores que colocan banderillas en toros con cuernos enfundados. La muerte del animal está prohibida en Portugal, salvo un par de corridas de carácter histórico.
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El espectáculo se completa con la actuación de forcados,que reciben al toro a pecho descubierto y que tratan de inmovilizarlo agarrándolo con sus brazos por el testuz. Con frecuencia, salen despedidos como muñecos de paja.
Los grupos de forcados —absolutamente aficionados— son una de las singularidades del país. Acabar con la fiesta de los toros sería acabar con ellos, con o sin sangre de por medio —en estos casos, solo corre la de los hombres—.
La propuesta del diputado Delgado Alves consiste en acabar con la sangre sin acabar con el espectáculo. Se le coloca al animal un peto de velcro en el lomo y allí el rejoneador debe clavar sus banderillas, que no serían las actuales, con aguijones de 5 centímetros. Se trataría de la versión taurina del juego de dardos. La iniciativa no es original, ya se ve en Canadá y Estados Unidos, principalmente en California, donde los espectáculos con sangre (animal) están prohibidos.
Si la idea del proyecto de ley es satisfacer a todos, también ha provocado lo contrario, no contentar a nadie. Para los más animalistas, la diana-velcro no acaba con el sufrimiento del toro, y para los taurófilos, el espectáculo perdería aún más emoción de la que ya pierde sin la ejecución de ‘la suerte suprema’. Además, se recuerda al promotor de la ley Delgado Alves, que el toro, con espada o sin ella, con banderillas o sin ellas, acaba por morir al acabar el espectáculo.


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