Las ferias necesitan a Colombo / por Rafael Comino Delgado
Jesús Enrique Colombo / Fotografías: Verónica Sierra
El
pasado día de la Hispanidad dio una lección de toreo, de pundonor, de
entrega, de torería, de bien hacer las cosas en la primera plaza del
mundo, las Ventas del Espíritu Santo, donde, por cierto, el Sr.
presidente, caprichosa e injustamente, le negó una oreja pedida muy
mayoritariamente por el público en su segundo toro.
Las ferias necesitan a Colombo
Rafael Comino Delgado
Vengo
siguiendo la carrera del Jesús Enrique Colombo desde su inicio, y su
progresión ha sido vertiginosa. Reúne, a nuestro entender, todas las
cualidades para ser figura del Toreo: Afición desmedida, valor si
limites, inteligencia, calidad, variedad en su repertorio, completo en
los tres tercios, por lo que, en definitiva, da gran espectáculo, algo
que escasea en el momento actual; ahora suele haber bastante
uniformidad, todos se parecen demasiado, por lo que, a veces, lo que
sucede en las corridas de toros es bastante previsible.
Incluso nos preguntamos, ¿por qué no ha estado, la temporada que prácticamente está finalizada, en las ferias?
Es
algo que no acabamos de entender, aunque en el mundo del Toreo las
cosas, a veces, o muchas veces, son así, pero en general, al final,
suele acabar imponiéndose la lógica y la verdad. Con Jesús Enrique Colombo así deber ocurrir, y el año 2020 debe ser el de su consagración.
El Toreo, en España, y en todos los países taurinos, está necesitado de toreros como Colombo,
tan completos, que dan tanto espectáculo, que transmiten emoción a los
tendidos, pues es ampliamente sabido que, si en el Toreo no hay emoción,
acaba viniéndose a bajo. Como dijera el gran Salvador Sanchez “Frascuelo”:
"Si no hay peligro, no hay emoción; y donde no hay emoción no hay corrida de toros posible"
El pasado día de la Hispanidad dio una lección de toreo, de pundonor, de entrega, de torería, de bien hacer las cosas en la primera plaza del mundo, las Ventas del Espíritu Santo, donde, por cierto, el Sr. presidente, caprichosa e injustamente, le negó una oreja pedida muy mayoritariamente por el público
en su segundo toro. Tan es así que afirmo, sin duda alguna: ¡con
bastantes menos pañuelos había concedido una oreja en el segundo toro de
la tarde! No voy a entrar en valorar ambas faenas, solo repito, “en la
oreja que concedió en el segundo toro de la tarde había menos pañuelos
que en la petición solicitando la oreja en el segundo toro de Colombo”.
Deseo
todo lo mejor para Jesús Enrique Colombo y sobre todo, que le hagan
justicia, le den carteles y le dejen ocupar el lugar que le corresponde
por méritos propios, por el bien de la Fiesta en general. ¡Las ferias
necesitan a Colombo!
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